lunes, 17 de diciembre de 2007

Rumbo al cielo

El pibe va a salir del aula en medio de la clase,
porque tiene ganas de ir al baño,
porque la señorita no se da cuenta,
porque sí.
Va a cruzar el patio, invisible,
va a atravesar todas las miradas,
va a dejar atrás cada baldosa.
Entonces va a salir de la escuela sin miedo,
sin que nadie lo vea,
y una vez afuera va a respirar un aire que huele a jazmín.
Va a caminar la vereda sin darse cuenta,
va a olvidar las esquinas,
va a caminar y caminar.
Y en un momento va a pasar por la puerta de su propia casa,
va a seguir de largo sin más,
va a cerrar los ojos para seguir.
Cuando sus piernas lo digan va a empezar a correr,
correr entre la gente,
correr sin remedio,
correr,
correr.
Y entonces se va a dar cuenta que no importa hacia dónde va.
Se va a dar cuenta que no importa cuánto camino recorrió.
Se va a dar cuenta que lo que importa es escapar.
Y entre ese pensamiento y el cielo no va a haber nada.
Y el cielo queda a dos segundos de él.

1 comentario:

Señor J. dijo...

Muy bueno! Me hizo acordar cuando intenté escapar del colegio, a los 8 años, porque no soportaba más a mis compañeros y a la maestra. Lamentablemente, ella fue quien corrió y me atrapó.
Un abrazo